Donde los sueños encuentran un hogar

ARICO

La Villa de Arico, en el sur de la Isla de Tenerife, es un espacio enmarcado por pinares y tabaibas, auténtica joya de paz donde el silencio se hace eco en los profundos barrancos que lo atraviesan. Un rincón en el que la naturaleza y el hombre han moldeado el paisaje, pero siempre respetando el entorno natural y el medio rural del municipio. Es el segundo en extensión de la Isla, y además de su condición agrícola cuenta con un Parque Eólico, una famosa quesería, una bodega comarcal, canteras de piedra natural, variedad de alojamientos rurales, buenos rincones gastronómicos, playas de arena blanca y aguas limpias y cristalinas.

El pasado aborigen también ha quedado atestiguado por los innumerables yacimientos arqueológicos existentes a lo largo de su geografía, entre los que destacan los grabados rupestres y las estaciones de cazoletas y canales.

También los antiguos caseríos son ejemplo de los cambios que se han ido produciendo en las costumbres constructivas, sociales y económicas del municipio, ofreciendo una experiencia de viaje al pasado en el que podremos ver como el trabajo de la piedra fue fundamental en el proceso de asentamiento de las gentes a lo largo de su historia.

¿Qué ver?

Arico nuevo:

Arico Nuevo tiene sus orígenes en el siglo XVIII, está situado entre los barrancos de La Atalaya y de Lere o de Los Caballos, encontrándose a unos 350 metros de altitud, junto a la Carretera Vieja del Sur, la única que comunicaba el sur con la capital, Santa Cruz, en su entonces.

Numerosas casonas antiguas de los siglos XVIII y XIX se distribuyen de forma lineal, donde la piedra chasnera y una carpintería singular crean un entorno de fachadas sobrias y elegantes tras las que numerosos patios esconden rincones de notable encanto y frescura. Declarado Conjunto Histórico.

Conjunto Histórico de Icor:

Pese a ser pocas las viviendas y con un carácter generalizado de austeridad, el conjunto presenta un interés singular, como muestra de una bella arquitectura rural conservada con bastante pureza. Se pueden observar casas de dos plantas o terreras.

Estos edificios, cuyo estilo arquitectónico es el tradicional canario, pueden ser de un solo bloque, en forma de «L» para protegerse sobre sí mismos del viento dominante o bien agrupando sus dependencias en torno a un amplio patio. Sus puertas y ventanas se orientan hacia el sol naciente. Todas se cubren de la brisa del norte dando la espalda a las lluvias y tormentas con tejados a dos aguas de teja árabe. Las más antiguas de las casonas han sido datadas en el siglo XVIII.

Villa de Arico:

La Villa de Arico es la capital administrativa y centro religioso del municipio.

Su origen está en un antiguo caserío surgido del desarrollo arquitectónico de las primitivas chozas y casas-cueva. El centro de la localidad fue desde  entonces la plaza de la iglesia, construyéndose en las inmediaciones las primeras viviendas. La elección de este territorio como lugar de asentamiento pudo deberse a su clima, a la proximidad de fuentes y nacientes de agua y a la existencia de tierras de cultivo.

Faro del Porís de Abona, playa de Abades y Sanatorio de Abona:

Es uno de los faros de sur de Tenerife que aún continua en funcionamiento. Sus clásicas líneas rojas y blancas contrastan con la alta tecnología de antenas y radar que maneja. Rodeado de calas y muy cerca de la playa de Abades y el curioso Sanatorio abandonado, construido para servir como leprosería en el año 1943 y gracias al apoyo económico del Régimen franquista.

Se proyectó la edificación de un hospital, un crematorio, escuelas, edificios administrativos y una iglesia de hormigón con una gran cruz. El estilo seguido fue el neo-canario y sobre todo, el estilo franquista de posguerra que expresaba la ideología nacional-católica del régimen.

El Sanatorio de Abades nunca llegó a recibir a ningún  infectado. El éxito de los nuevos tratamientos médicos y el avance en la mentalidad ciudadana, que desaprobaba la reclusión de los enfermos, lo hizo innecesario. Sin ninguna utilidad alternativa, el Sanatorio de Abades fue deteriorándose lentamente. En el años 70 se usaría de acantonamiento militar para prácticas de tiro de la Falange. Los militares se instalaron en los edificios mejor conservados. Posteriormente la zona fue desmilitarizada pero aún pueden encontrarse restos de alambradas, casquillos y pintadas que hacen referencia a escudos militares. Junto a él, está la playa de Los Abriguitos. Una playa de arena blanca, como casi todas las playas de esta zona de la isla de Tenerife. Por su ubicación geográfica, suele ser una playa con el mar en calma, aunque está ubicada en una zona de la isla donde se suele contar con la presencia de viento, especialmente en los meses de verano.

Son muchos los que conocen esta playa como la playa de Abades, ya que está justo en la zona costera de este pueblo. Característico por tener todas sus viviendas de color blanco y con el mismo tipo de construcción. Uno de los puntos de veraneo del municipio y de segundas viviendas de gente del norte de la isla. Cuenta con un pequeño colegio, algunos bares y restaurantes.

Tajao y El puerto del Porís:

Con una larga tradición pesquera, la fundación de este enclave de población se remonta al siglo XIX, momento en que ya se existía un pequeño caserío de pescadores. En aquella época los habitantes de esta parte de la costa de Arico se establecieron principalmente en torno al embarcadero natural de zona conocida como La Caleta. Su playa no es muy conocida, por ello su ocupación no suele ser alta siendo una de las ventajas principales. La mayor parte de los visitantes de la playa son la propia gente local que vive en los alrededores. El pueblo de Tajao suele tener mucha fama en Tenerife por la calidad del pescado fresco que se puede comer en sus restaurantes.

El Porís de Abona es un pequeño núcleo costero. Antiguamente era un lugar de pescadores y agricultores que tenían aquí su segunda vivienda. Por aquel entonces su puerto fue uno de los más importantes de Tenerife. Sobre todo, para la recogida y exportación de cultivos en grandes buques.

En la actualidad, la pesca ha perdido relevancia y El Porís se ha convertido en un lugar de veraneo que todavía no ha crecido en exceso. Se conservan aún algunas casas de la época, muy bonitas, pero en estado de deterioro.

La Cisnera:

Se encuentra situado en la zona alta del municipio, a unos dos kilómetros del casco urbano de Villa de Arico. Alcanza una altitud media de 960 msnm, aunque el núcleo urbano se halla a unos 550 msnm. En su superficie se incluye parte del parque natural de la Corona Forestal y del monte de utilidad pública Contador y Cumbre.

Hay muchas rutas de senderismo y trail en esta zona. Paisaje de montaña con una considerable inclinación., verde, pinares, barrancos y cascadas donde corre agua dulce.

También se pueden encontrar muchas opciones de alojamiento rural en esta zona, casas canarias reformadas con preciosas vistas al mar y la montaña.

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